Hablábamos
de ello ya el pasado 12 de julio. En la entrada que publiqué entonces titulada “Cuatro
horas con Pedrojota” (http://cpweiller.blogspot.com.es/2013/07/cuatro-horas-con-pedrojota.html)
invitaba a reflexionar sobre los motivos que podían llevar a que el diario El
Mundo jugase a demostrarle al Gobierno que sabía mucho más de lo que publicaba.
Que los
intereses de la cabecera mediática y el Partido Popular estaban enfrentados
resultaba obvio. La situación económico-financiera de Unidad Editorial (editora
de El Mundo, entre otros diarios, propiedad de RCS Mediagroup) era y sigue
siendo más que grave; y Rajoy y los
suyos ni parecían ni parecen estar por la labor de echar una mano al diario que
en su día posibilitó el final del felipismo y el primer gobierno de los
populares. Cría cuervos…
Y si
rescato hoy el asunto, es porque finalmente sale a la luz el cotarro en toda su
magnitud. Parece que ya no es solo que desde Moncloa no quieran ayudar a
subsistir a la segunda cabecera nacional más importante; sino que el
Gobierno está orquestando una operación para que varios bancos compren Unidad
Editorial, con la intención de ceder luego la gestión a un grupo afín al PP.**
Una vez
más, Pedrojota en el punto de mira del poder. Tal y como ya le sucedió cuando le
sacaron de Diario 16… Y no pretendo yo ni mucho menos defender a Pedrojota, o
criticarle, o todo lo contrario. Lo único que me interesa es señalar una vez más cómo
un Gobierno y unos medios de comunicación que deberían servirnos a los
ciudadanos, están enzarzados en enfrentamientos como diferentes patas del
sistema que son, en el que nosotros más bien poco tenemos que ver. Y lo peor de todo ya no es que nos reduzcan
a una mera excusa en sus juegos, en “introductores de papeletas en urnas” los
unos y en “compradores de periódicos” los otros. Lo peor sin duda alguna es que
lo hacen con todo nuestro beneplácito y colaboración.
Porque;
pensémoslo fríamente; desde nuestro punto de vista, como ciudadanos, deberíamos
alegrarnos de que una gran cabecera se enfrente al Gobierno de turno. Pocas
cosas impiden tanto nuestro ejercicio de la Democracia como unos medios de
comunicación “amigados” con el poder político, dispuestos a callarse
determinadas cosas si así pueden favorecer a un gobierno que a la larga les
favorece a ellos. Sintiéndolo (o no) por Pedrojota, nosotros deberíamos estar
frotándonos las manos pensando en todos los “secretos” que, ahora que no tiene
nada que perder, podría publicar en su diario. Deberíamos, de hecho, sentir
esperanza. Finalmente podríamos llegar a conocer gran parte de la información
que, a pesar de resultar imprescindible para nuestro correcto ejercicio de la Democracia, sistemáticamente se nos oculta. Y con un pueblo informado…
Prefiero
no seguir. Esto es España. Y en España
lo más que podemos sentir ante la perspectiva de que se hagan públicas ciertas
informaciones es morbo. La experiencia demuestra que nuestro problema no es
de falta de información. Pedrojota nos la ha dado de sobra. Tal vez no ha
puesto nombres y apellidos, pero nos ha contado lo que ocurre en el PP con
pelos y señales. Y sin necesidad de que lo destape ningún periódico, vemos día
tras día que nuestro gobierno es capaz incluso de tasar el autoconsumo de
energía solar con tal de que nos salga más caro que comprar la energía a sus
amigos del oligopolio energético. Cómo indulta a quien indulta, o cómo
contradice todos los principios de la lógica, la moral o incluso la propia
ideología que dice representar, con tal de mantener a flote su chiringuito sin
importarle si entretanto nos vamos a pique todos los demás. Pues, con todo, si mañana hubiese
elecciones las ganaría el PP.
No son
pocos los que están dispuestos a reconfortarnos y liberarnos de responsabilidad
señalando las deficiencias del sistema: la inexistente separación de poderes,
la injusta ley electoral, las lagunas imperdonables de la Constitución… En definitiva, nos cuentan lo que posibilita
esta partitocracia. Este sistema generado por y para los partidos que reduce la
Democracia a un chiste e invita a la corrupción por doquier. Y vale que cada
uno de nosotros por sí mismo poco o nada puede hacer. Pero repito: de haber
mañana elecciones ganaría el PP, incluso cambiando la ley electoral; y lo único
que podría impedirlo es una victoria del PSOE, que con los EREs y demás también
tiene lo suyo. Y eso, muy por encima de la tarea titánica que va a suponer
regenerar nuestra democracia, es lo que realmente me deja sin lugar a la
esperanza.