jueves, 27 de junio de 2013

La frasecita de Soraya

          “Ahora les toca a los políticos apretarse el cinturón”. Así lo soltó Sáenz de Santamaría, y se quedó más ancha que estrecha… ¿Ahora? ¿De verdad? Vamos a ver si me aclaro, que no querría equivocarme: llegaron ustedes al poder con casi seis millones de parados, lo que ya de por sí supone un esfuerzo inasumible para la ciudadanía. Durante año y medio han obligado a esa ciudadanía a esforzarse aún más. Mucho más. ¿Y ahora entiende Soraya que ha llegado el momento de que los políticos se aprieten el cinturón?...
          Es normal que cuando semejante insulto a la inteligencia se produce como presentación de un informe, uno sienta luego hacia el susodicho bastante rechazo. En este caso se trataba del informe para la reforma de las administraciones públicas, y semejante presentación invitaba a cualquier cosa menos a su lectura. Sin embargo la vicepresidenta no solo soltó su perla, sino que también anunció que siguiendo ese informe el Estado ahorraría más de 37.000 millones de euros. Y, hombre, ante semejante posibilidad, pues se aguanta uno el enfado; hace de tripas corazón y comienza con la lectura. Cuando sin tan siquiera haber terminado el resumen ejecutivo descubre que la cifra de ahorro real es infinitamente menor, no quiero ni contarles la magnitud del cabreo…
          Bien es verdad que ninguno esperábamos que una reforma de las administraciones emprendida por el PP (ni por el PSOE tampoco) fuese todo lo ambiciosa que nos gustaría. Ni lejanamente. No cabe esperar de ninguno de estos dos partidos que reduzcan el entramado administrativo que, a fin de cuentas, es su única razón de ser.  Pero lo de este informe es un insulto de tal calibre que nos ha sorprendido incluso a los más escépticos hacia los “grandes”.
          Resulta que cuando Mariano Rajoy anunciaba un adelgazamiento inminente de la administración, se refería más bien a “gobernar” durante un año y luego encargar a una comisión un informe. Comisión que lo primero que hizo fue crear cuatro subcomisiones y un consejo asesor, para finalmente entregar siete meses después unas propuestas que en una España idílica en la que todas las autonomías y las entidades locales fuesen a sumarse sin rechistar, con los sindicatos de funcionarios aplaudiendo y los propios funcionarios adaptándose a los cambios con diligencia y presteza, podrían llegar a traducirse en 1.200 millones de euros anuales de ahorro en gasto de las administraciones. Y hay que reconocer que en el texto se incluyen una serie de propuestas y medidas que resultan tan positivas como necesarias; y eso es lo verdaderamente más triste de todo ello: que todas las propuestas para eliminar duplicidades, controlar la deuda comercial de las administraciones, limitar la creación de organismos oficiales, simplificar trámites para crear empresas y demás; a pesar de ser tan beneficiosas para ciudadanos y empresas, pasan desapercibidas por lo insultante del tiempo y forma en que se presenta el dichoso informe.

          Tratándose de una reforma tan insuficiente, Rajoy debería haber llevado este informe bajo el brazo el día que tomó posesión de su despacho en Moncloa; y no haber esperado año y medio para presentarlo, y menos con una introducción como la que tiene, en la que empieza por exponer (mucho ojo) que en verdad la reforma resulta innecesaria, ya que nuestro sector público es reducido respecto al resto de la UE; o que la estructura autonómica del Estado es un logro que funciona fenomenal. Pero no vamos a ponernos a descubrir ahora las carencias del PP en materia de comunicación. Lo presentan como y cuando lo presentan; y con estos tiempos y estas formas, lo que apetece realmente es invitarles a que se metan en informe por donde les quepa, y que se vayan a insultar a otros...

jueves, 20 de junio de 2013

Definir a Montoro



            Me falta vocabulario para calificar a Cristóbal Montoro...

Quién podría haber llegado a imaginar que la mayor crisis económica que muchos de nosotros hemos vivido iba a ser el periodo de nuestra democracia en el que menos se hablaría del ministro de economía. Porque, vamos a ver, ¿qué ha sido de Luís de Guindos? Pronto llegará el día en el que deje su cartera y muchos se pregunten: “¡Coño! ¿pero no se había ido aún?” (incluso confieso que mientras escribo esto me pregunto si no se habrá ido ya y estaré metiendo la pata; aunque si así fuese no haría sino reforzar mi argumento). Es tal el afán de protagonismo de Montoro, que está consiguiendo que muchos personifiquemos en él todos los males de esta macro-estafa de Gobierno que se supone encabeza "el genio del plasma"*...

Porque al actual Gobierno, y en particular a las políticas de Montoro, solo se las puede calificar de macro-estafa. Hasta el término traición se les ha quedado corto. Traición fue lo que les hizo González a los suyos metiendo a España en la OTAN (bendita traición), o el giro que dio ZP en 2010 forzado por las circunstancias y varias llamadas telefónicas (por cierto, aprovecho la ocasión para agradecerles a Barack y Angela el capote). Pero esto es una estafa en toda regla. Aquí no hubo tiempo a que las circunstancias obligasen o cambiase la perspectiva una vez en el poder. Desde el minuto uno ya no solo se ignoró el programa que habían defendido, sino que se actuó de manera opuesta a lo que representa la esencia ideológica de los ciudadanos a los que dicen representar. Y aquello que nos decían de que se habían encontrado algo peor de lo que se esperaban, que las previsiones de Salgado no respondían a la realidad... ¿Es que en alguna ocasión Salgado había estado medianamente cerca de acertar con sus previsiones?

Si algo define ideológicamente al sector de la población al que pretende representar el Partido Popular, es la convicción de que la fórmula para estimular la economía (especialmente necesario en tiempos de crisis) es dejar en los bolsillos de los ciudadanos la mayor cantidad de dinero posible para que consuman (esto es, bajar los impuestos) y eliminar el déficit a base de reducir el tamaño del Estado. Sin embargo este Gobierno, lejos de dar un solo paso que pudiese estimular la actividad económica, sube los impuestos y recorta en servicios sociales para mantener la mastodóntica estructura que nos gastamos en España para la administración del Estado, donde casualmente “trabajan” ellos y todos sus amigos. Dicho claramente, cambia el Estado del bienestar por el bienestar del Estado. Y encima pretende vender sus actuaciones como intentos de luchar contra el déficit. Cuando ya no es solo que sepamos que estas políticas hacen que el déficit aumente irremediablemente; sino que también sabemos que ellos lo saben perfectamente. Es el cortoplacismo superlativo, la inmediatez más insultante. Es hacer lo que sea para que hoy no se vaya al garete lo suyo, y mañana ya veremos, y a los españoles que les den...

Así es que cada vez que veo a Montoro por la tele explicando la nueva tasa que se le acaba de ocurrir, o la nueva subida de impuestos directos o indirectos que nos va a endiñar; eso sí, por nuestro bien; me hierve la sangre, y me cuesta creerlo, y luego digo: Este Montoro es... Y me falta el vocabulario...


(* Tomo prestado lo de "el genio del plasma" para definir a Rajoy de Almudena Negro)

jueves, 13 de junio de 2013

La trampa del consenso



Tiene gracia lo de los “grandes” partidos en España. Su enfrentamiento constante raya la épica en según qué ocasiones, y lo irreconciliable de sus posturas resulta indiscutible... Hasta que aparece un enemigo común.

            No en pocas ocasiones hemos presenciado lo que vimos en Asturias en su momento: al PPSOE le salió una “mosca cojonera” llamada Francisco Álvarez-Cascos, y lo que ocurrió fue suficientemente ilustrativo. No es que de pronto se iniciase el diálogo, o se tendiesen puentes, o surgieran acercamientos. Es que desde el momento en el que el recuento de las urnas dio la victoria en las elecciones a Foro, PP y PSOE operaron como uno solo; por inconcebible que pudiese resultar algo así en la cabeza de nadie.

            Hoy, por ejemplo, todos aplaudimos entusiasmados el acuerdo alcanzado ayer por Rajoy y Rubalcaba. Por un día desapareció la crispación, y al Presidente y el líder de la oposición solo les faltó darse un besito y salir del Congreso cogiditos de la mano. Y seguramente muchos se pregunten si es que se han caído del guindo, o si bien se habrán apuntado a un curso de esos de “coaching” y ahora flipan ambos con las bondades del pensamiento positivo y constructivo. Pero no; lo único que ocurre, una vez más, es que han encontrado un enemigo común. Alemania no quiere dar su brazo a torcer, y las diferencias insalvables dejan de ser insalvables, o tan siquiera diferencias.

            Siendo así las cosas, toca preguntarse por qué parece cada vez más cercano el día en el que PP y PSOE alcancen el maravilloso consenso. Ese que nos anuncian como si se tratase de la panacea universal, que resolverá inevitablemente todos y cada uno de nuestros problemas. Hay que plantearse cuál es el enemigo común ante el que darían semejante paso. Y la respuesta es tan indiscutible como pavorosa: el enemigo somos nosotros.

            El enfrentamiento entre PP y PSOE no es más que una farsa. Un mecanismo simple. Mientras media España esté convencida de que el problema es la izquierda, y la otra media de que el problema es la derecha; pasa desapercibido el verdadero problema, que no es otro que un sistema oligárquico de partidos en el que los dos “grandes” y sus amiguetes de la banca controlan gobierno, justicia y medios de comunicación. Pero, ¡ay amigo!, las encuestas muestran hace semanas el hundimiento de ambos partidos; y no cesa para ninguno de los dos por mucho que se pongan a parir entre ellos. Con la intención de voto actual ni siquiera obtendrían la mitad de los votos totales entre los dos. Ha surgido un poderoso enemigo: la Sociedad Civil podría desmontarles el chiringuito.

            ¿Qué hacen entonces? Pues soltar a los perros a la palestra mediática.Y ya no es solo que los medios prostituyan la interpretación de las encuestas prestando atención a PP y PSOE y relegando al resto (más de la mitad de los votos a día de hoy) a un epígrafe titulado “otros”, dando a entender que no existe una alternativa viable; es que sus acólitos que escriben en periódicos y ejercen como supuestos analistas en tertulias de televisión y radio, preparan el terreno vendiéndonos la moto del consenso. Y así nos van convenciendo a todos de que el consenso sería lo mejor que nos podría pasar, y la única solución posible para la situación actual. Y es tal el bombardeo que ni siquiera nos paramos a pensar lo suficiente como para ver la deslegitimación de la voluntad de los ciudadanos que supondría que los partidos acuerden entre ellos lo que les venga en gana sin que podamos decir esta boca es mía. Y así es que como no nos pongamos las pilas, llegará el consenso entre PP y PSOE para poder salvar su chiringuito; y encima aplaudiremos.

miércoles, 12 de junio de 2013

Una nueva etapa

          Ante todo, queridos amigos, mis más sinceras disculpas por mi prolongada ausencia. Si me lo permitís, querría explicaros el porqué de mi absentismo al tiempo de anunciar mi regreso:

          Durante el último año he estado trabajando en terminar, corregir, editar y procurar la publicación de "La tiranía de los imbéciles", ensayo en el que pretendo hacer una radiografía de la deriva que están tomando las sociedades de las democracias occidentales, con especial hincapié (por supuesto) en la española. Al tiempo de tratar con editoriales de todos los tamaños, colores y sabores para conseguir la mejor opción de publicación posible; retomé una novela que había comenzado hace ya diez años cuya escritura estoy disfrutando al máximo. Sobre esta última no puedo desvelar título ni trama mientras no esté terminada e inscrita en el Registro de la propiedad intelectual. Lo siento aunque asumo que lo entenderéis.

           Por suerte, parece que todos estos meses de trabajo dan sus frutos y La tiranía de los imbéciles será publicada en las próximas semanas. Ya se había cerrado incluso una fecha a finales de este mes de junio, pero hemos tenido que paralizarlo ante la posibilidad de incluír un prólogo por parte de una persona muy conocida en España. Espero poder anunciar más pronto que tarde que finalmente está disponible en librerías físicas y online.

          Y ahora que ya no depende de mí, es cuando por fin puedo retomar este blog. Creedme cuando os digo que me ha costado mucho no publicar entradas ante todos los sucesos que han tenido lugar: la estafa del Gobierno del PP, el austericidio, la sumisión de la UE ante Alemania... pero debía priorizar, y la única opción viable pasaba por ignorar este blog un tiempo. Ahora estoy inmerso ya no solo en la escritura de la novela, sino paralelamente en varios proyectos personales y profesionales; pero ninguno de ellos debe impedirme poder escribir aquí al menos una vez por semana.

          Pero bueno; sé que ninguno entráis aquí a que os cuente mi vida, con lo que si tenéis a bien volver a visitarme de vez en cuando, prometo que encontraréis nuevas reflexiones y análisis sobre los acontecimientos que marcan nuestro devenir diario.

          Saludos cordiales y gracias por estar ahí, también en esta nueva etapa.