jueves, 5 de septiembre de 2013

Se destapa el cotarro

                Hablábamos de ello ya el pasado 12 de julio. En la entrada que publiqué entonces titulada “Cuatro horas con Pedrojota” (http://cpweiller.blogspot.com.es/2013/07/cuatro-horas-con-pedrojota.html) invitaba a reflexionar sobre los motivos que podían llevar a que el diario El Mundo jugase a demostrarle al Gobierno que sabía mucho más de lo que publicaba. 

            Que los intereses de la cabecera mediática y el Partido Popular estaban enfrentados resultaba obvio. La situación económico-financiera de Unidad Editorial (editora de El Mundo, entre otros diarios, propiedad de RCS Mediagroup) era y sigue siendo más que grave; y Rajoy y los suyos ni parecían ni parecen estar por la labor de echar una mano al diario que en su día posibilitó el final del felipismo y el primer gobierno de los populares. Cría cuervos…

            Y si rescato hoy el asunto, es porque finalmente sale a la luz el cotarro en toda su magnitud. Parece que ya no es solo que desde Moncloa no quieran ayudar a subsistir a la segunda cabecera nacional más importante; sino que el Gobierno está orquestando una operación para que varios bancos compren Unidad Editorial, con la intención de ceder luego la gestión a un grupo afín al PP.**

            Una vez más, Pedrojota en el punto de mira del poder. Tal y como ya le sucedió cuando le sacaron de Diario 16… Y no pretendo yo ni mucho menos defender a Pedrojota, o criticarle, o todo lo contrario. Lo único que me interesa es señalar una vez más cómo un Gobierno y unos medios de comunicación que deberían servirnos a los ciudadanos, están enzarzados en enfrentamientos como diferentes patas del sistema que son, en el que nosotros más bien poco tenemos que ver. Y lo peor de todo ya no es que nos reduzcan a una mera excusa en sus juegos, en “introductores de papeletas en urnas” los unos y en “compradores de periódicos” los otros. Lo peor sin duda alguna es que lo hacen con todo nuestro beneplácito y colaboración.

            Porque; pensémoslo fríamente; desde nuestro punto de vista, como ciudadanos, deberíamos alegrarnos de que una gran cabecera se enfrente al Gobierno de turno. Pocas cosas impiden tanto nuestro ejercicio de la Democracia como unos medios de comunicación “amigados” con el poder político, dispuestos a callarse determinadas cosas si así pueden favorecer a un gobierno que a la larga les favorece a ellos. Sintiéndolo (o no) por Pedrojota, nosotros deberíamos estar frotándonos las manos pensando en todos los “secretos” que, ahora que no tiene nada que perder, podría publicar en su diario. Deberíamos, de hecho, sentir esperanza. Finalmente podríamos llegar a conocer gran parte de la información que, a pesar de resultar imprescindible para nuestro correcto ejercicio de la Democracia, sistemáticamente se nos oculta. Y con un pueblo informado…

            Prefiero no seguir. Esto es España. Y en España lo más que podemos sentir ante la perspectiva de que se hagan públicas ciertas informaciones es morbo. La experiencia demuestra que nuestro problema no es de falta de información. Pedrojota nos la ha dado de sobra. Tal vez no ha puesto nombres y apellidos, pero nos ha contado lo que ocurre en el PP con pelos y señales. Y sin necesidad de que lo destape ningún periódico, vemos día tras día que nuestro gobierno es capaz incluso de tasar el autoconsumo de energía solar con tal de que nos salga más caro que comprar la energía a sus amigos del oligopolio energético. Cómo indulta a quien indulta, o cómo contradice todos los principios de la lógica, la moral o incluso la propia ideología que dice representar, con tal de mantener a flote su chiringuito sin importarle si entretanto nos vamos a pique todos los demás. Pues, con todo, si mañana hubiese elecciones las ganaría el PP.

            No son pocos los que están dispuestos a reconfortarnos y liberarnos de responsabilidad señalando las deficiencias del sistema: la inexistente separación de poderes, la injusta ley electoral, las lagunas imperdonables de la Constitución…  En definitiva, nos cuentan lo que posibilita esta partitocracia. Este sistema generado por y para los partidos que reduce la Democracia a un chiste e invita a la corrupción por doquier. Y vale que cada uno de nosotros por sí mismo poco o nada puede hacer. Pero repito: de haber mañana elecciones ganaría el PP, incluso cambiando la ley electoral; y lo único que podría impedirlo es una victoria del PSOE, que con los EREs y demás también tiene lo suyo. Y eso, muy por encima de la tarea titánica que va a suponer regenerar nuestra democracia, es lo que realmente me deja sin lugar a la esperanza.