viernes, 9 de febrero de 2018

De cerdos y verdades únicas

Publicado en La Razón el 9/02/2018

https://www.larazon.es/blogs/politica/sin-consenso/de-cerdos-y-verdades-unicas-PG17661925

No ha habido brotes extraños. Ni una intoxicación de dudosa procedencia. Cero casos. Pero de pronto España atraviesa una emergencia sanitario-alimentaria de tres pares de narices... Tan solo unas imágenes en el programa del follonero han bastado para ponerlo todo patas arriba. Tal ha sido el revuelo generado que llega uno a preguntarse si no será un nuevo experimento de Jordi Évole (que es muy de creerse Orson Welles de vez en cuando) como cuando quiso jugar a inventarse su propia versión del 23F.
La cosa es que se coló en una granja y grabó imágenes de unos cerdos en unas condiciones lamentables. Rotundamente inaceptables. Imágenes perturbadoras para cualquier persona con un mínimo aprecio a los animales. Y hasta ahí todo en la línea de ‘Salvados’, destapando la carencia de la más mínima humanidad o decencia por parte de unos granjeros. El problema es que luego da a entender que empresas como ‘El Pozo’ comercializan la carne de esos cerdos maltratados, malnutridos y a todas luces enfermos para nuestro consumo. Así, de buen domingo noche. Con un par...
Que el comunicado que ‘El Pozo’ emitió enseguida para desmentirlo no sirviese de nada era cuando menos previsible. A fin de cuentas, ¿qué cabría esperar de ellos ante lo que se supone había “destapado” el follonero? Ahora bien, lo auténticamente ilustrativo es que nada importó que decenas de veterinarios y profesionales independientes del sector le desautorizasen explicando que las imágenes de la granja mostraban únicamente un lazareto (Una pequeña porción de la granja. El recinto en el que se aparta a los animales enfermos para evitar contagios o plagas, de hecho) o cómo -por mucho que las malvadas empresas capitalistas fuesen a disfrutar haciéndolo- es físicamente imposible que en España esa carne llegue a comercializarse. Porque, para empezar, ninguna carne abandona el matadero sin que un veterinario certifique si es apta o no para su consumo. Y no un veterinario cualquiera, explotado por algún gigante capitalista de la alimentación; un veterinario que trabaja para el Estado. Empleado público. Y un empleado público difícilmente sobornable, porque existe una cosa llamada trazabilidad; mediante la cual si alguna pieza de carne da problemas se sabe quién dio el visto bueno y termina con sus huesos en la cárcel. Por no seguir con los incontables controles e inspecciones (autonómicos, nacionales y europeos) que cualquier carne ha de pasar antes de llegar a su mesa...
De poco importó, digo. Igual que la aclaración que el propio Évole hacía en su programa: “Las imágenes grabadas en esa granja no presuponen que sean prácticas habituales del sector, de CEFUSA o de El Pozo”, rezaba. Y de nada sirvió mayormente porque no se presuponía nada, allí se estaba dando todo por supuesto. Y no importa porque el público de ‘Salvados’ no quiere suponer, o evaluar, contrastar, razonar, ponderar o decidir. Quiere verdades únicas, y el follonero es su paladín. Es el público que no se cuestiona por qué Nicolás Maduro recibe a Évole en Miraflores y únicamente a Évole. Son sus devotos feligreses.
Y esto él lo sabe. Y se le sube a la cabeza. Cómo no. Podemos y sus acólitos están tan acostumbrados a marcar la agenda que el otro día el follonero se atrevía a mostrarse indignado porque la ministra de agricultura aún no hubiese visto SU show. “¿Para quién trabaja?” se preguntaba. Pues para mí, Jordi. Trabaja para mí. Y espero que en asuntos más importantes y serios que sentarse a ver ‘Salvados’.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Trump, cómo no.

Publicado en La Razón el 01/02/2018
https://www.larazon.es/blogs/politica/sin-consenso/trump-como-no-IK17591458

Leía el domingo pasado en la prensa que Trump congelaba no-sé-qué fondos a los palestinos. “Trump. Cómo no”, pensé. Que uno que tiende a desconfiar como servidor ya no sabe si es por el propio Trump, por las ganas que tiene la prensa de retratarle, o por ambas cosas al mismo tiempo; pero lo cierto es que de un par de años a esta parte no se puede leer un periódico sin toparse con la última aventura protagonizada por él... Y de tratarse de cualquier día entre semana hasta ahí habría llegado todo; pero era domingo, como decía antes, y los domingos me gusta dedicarle parte de la mañana a la prensa sin prisas y dispuesto a reflexionar. Pues por supuesto que Trump congela el envío de fondos para los palestinos pero... ¿En qué momento y por qué pensaba Trump enviarles fondo alguno?
Pues sí. Resulta que Trump (bueno, EE. UU.) envía a Palestina unos cuantos millones de dólares todos los años. Al menos 300 millones. Hasta 360 millones de dólares anuales, he llegado a leer por ahí. A Palestina, sí. Han leído ustedes bien. A Palestina. A la Palestina de Mahmud Abbas. A la Palestina de Hamás. A la Palestina que cuando no está despotricando contra el demonio americano, está quemando banderas de Estados Unidos. Pues a esa Palestina le envían los americanos cada año 300 millones de dólares (o más) a través de la UNRWA. Esto es la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente medio, la que sin duda es la principal responsable de que en Gaza o Cisjordania haya alguna escuela o cierta atención sanitaria.
Y no pretendo yo ahora ponerme a valorar si el hecho de que Estados Unidos sustente económicamente a los palestinos me parece bien, mal o todo lo contrario; más bien lo que llama poderosamente la atención es la falta de tacto que tienen estos con la mano que les da de comer. Que vale que mola mucho eso de no plegarse ante “los ricos”, o no estar dispuesto a “venderse” a precio alguno; pero es que en la vida hay que ser autosuficiente y no necesitar favores antes de ponerse digno. Que por mucho que no sea cuestión de besar el trasero de todo aquel cuya ayuda pueda venirte bien en un momento dado, qué menos que medir las posibles consecuencias antes de desairar a una de tus principales fuentes de ingresos, digo yo.
Asumo que una parte de nuestra juventud occidental no llegará a comprenderlo. Es lo que cabe esperar de esos niños mimados que creen que el mundo les debe una casa y un trabajo (o una renta al que no le apetezca dedicarse a nada productivo) por el simple hecho de haber nacido. Para ellos el dinero que Estados Unidos dé o deje de dar a Palestina será siempre el pago de una deuda incuestionable. Una obligación inexorable. Un peaje impuesto por el cosmos; el mínimo a pagar por ser una despreciable economía capitalista generadora de precariedad, injusticia y desigualdad (o algo por el estilo). Pero del resto de la población cabría esperar algo más de lógica y sentido común. O al menos eso creía yo...
Resulta que el pasado mes de diciembre Mahmoud Abbas, el presidente de Palestina, decidió no recibir al vicepresidente de los Estados Unidos, Michael Pence, durante su visita a la zona. Esta fue su represalia tras que Estados Unidos decidiese trasladar su embajada en Israel a Jerusalén (reconociéndola así como capital del estado hebreo). Y nada más lejos de mis intenciones que cuestionar el derecho de Abbas a pillarse un cabreo monumental por lo de la embajada. Por lo que a mí respecta bien puede acordarse de Trump y de la madre que lo parió, y considerarle de todo menos bonito (aquí en Europa muchos de mis colegas prácticamente no hacen otra cosa, y tan contentos). Pero de ahí a hacerle semejante feo a su vicepresidente hay un trecho. Un trecho largo y, sobre todo, arriesgado. Curiosamente aquí en España, donde nos falta tiempo para echarnos a la calle a voz en grito ante la más mínima amenaza, por indirecta que sea, a nuestra sanidad y educación; donde rechazamos frontalmente cualquier medida que en un momento dado pudiese resultar en una reducción de unos céntimos del presupuesto “social”; apenas se escucharon voces críticas. Al contrario. No pocos celebraron el insulto que Abbas propinaba así a la administración Trump, y ninguno señalaba lo inconveniente que podía resultar insultar a esta administración que cubre gran parte del coste de las escuelas y hospitales de Cisjordania y la franja de Gaza.
Así las cosas, cada vez me cuesta más comprender que Trump les haya enviado a los palestinos 60 millones de dólares, y que el envío de otros 65 lo “congelase” de manera provisional. Dando por descontado que, haga lo que haga, va a ser considerado por todos el demonio venido a la tierra, un fascista xenófobo y el principal culpable de todos los males pasados, presentes y futuros del planeta; no entiendo que no haya cancelado directamente y de forma irrevocable el envío completo, así como los otros dos envíos que se espera realice durante 2018. Hacerle semejante feo a su vicepresidente, dependiendo como dependen de la ayuda económica estadounidense, tras años sin mostrar el más mínimo agradecimiento por estas ayudas, no es para menos. Así que parece que esta vez en particular voy a estar de acuerdo con el pensamiento único europeo. Aunque sea por motivos diferentes, hoy yo también creo que Trump es tonto y paga contribución. Al menos 300 millones.

Oxford: ¿Igualdad o charlatanería?

Publicado en DISIDENTIA el 25/01/2018
https://disidentia.com/oxford-igualdad-o-charlataneria/

La Universidad de Oxford ha decidido conceder quince minutos extra para completar los exámenes de matemáticas porque consideraban que un límite de tiempo ajustado perjudicaba ostensiblemente a las mujeres. Argumentan que los exámenes deberían ser una demostración de comprensión matemática y no una prueba contrarreloj… pero sólo han llegado a esta conclusión, no antes, al comprobar que obtenían mejores calificaciones los hombres que las mujeres.
Igualdad, lo llaman. No resulta muy objetivo cambiar las reglas del juego en función de las notas que obtiene cada colectivo. Otra cosa sería haber comprobado que el tiempo era demasiado escaso para que el alumno medio respondiese a todas las preguntas. Pero como la medida intenta reducir una de esas espantosas ‘brechas’ de género, entonces cuenta como política de igualdad. O anti desigualdad. O des-desigualdad… Pueden llamarlo como les venga en gana: el despropósito no pasa desapercibido por mucho que la mona se vista de seda.
Los voceros de la ‘ideología de género’ no son predicadores sino charlatanes
Al  final lo único que se evidencia es que el rey va desnudo. Que los voceros de la igualdad y la ideología de género, al igual que los de la mayor parte de las eco y bio ideologías de hoy en día, no son predicadores sino charlatanes. Que sus discursos no son más que colecciones de etiquetas. Celebraciones de la más absoluta vacuidad conceptual; resumidos todos ellos en la idea de que hay unos colectivos agraviados y otros privilegiados.

La victimización de ciertos grupos

Se trata de una re-edición ridícula de la lucha de clases en la que, a falta de desequilibrios reales de derechos y oportunidades entre unos y otros estamentos sociales, se apela a la victimización de colectivos étnicos, de edad, raciales, sexuales o del tipo que sea. Y todo ello sin reparo alguno en caer en contradicciones y paradojas de todos los colores y sabores. A fin de cuentas, el desprecio que sienten hacia la capacidad intelectual de su audiencia es (merecidamente, eso sí) palmario.
Merecidamente, repito; porque ¿qué cabe esperar de una audiencia dispuesta a ‘comprar’ el argumento de que (en pleno siglo XXI en las democracias occidentales) nacer varón, o blanco, concede automáticamente una serie de ventajas y privilegios a un individuo? ¿O la creencia de que ciertas personas, por el hecho de haber nacido de una raza o un sexo determinado, son víctimas de agravio y acreedores a cobrar el importe de una deuda histórica que el mundo contrajo con ellas antes de nacer? ¿Cómo podría concebir esta gente lo que significa una calificación alta en matemáticas en Oxford? No es sensato esperar que la valoren como reflejo del esfuerzo, el estudio y ciertas aptitudes individuales.

Todo se reduce a contrastes entre colectivos

Cuando se vive inmerso en un discurso en el que todo se reduce a contrastes entre colectivos, lo único que importa (lo único cuya importancia pueden alcanzar a comprender) son los números, las etiquetas. Si en Oxford hay más blancos que negros u orientales, o más hombres que mujeres obteniendo calificaciones altas en matemáticas, eso es un privilegio inmerecido para unos y un agravio inaceptable para otros. Y debe ser corregido, punto. Y si para hacerlo hay que cambiar las reglas del juego, se hace, pues el fin justifica los medios: quince minutos extra para el examen y, si no funciona, ya veremos qué otras medidas tomamos.
‘Ayudar’ a la mujer a obtener resultados equiparables a los hombres pasa por asumir que no podrían obtenerlos por sus propios medios
Ahora bien; ‘ayudar’ a la mujer a obtener resultados equiparables a los hombres pasa por asumir que no podrían obtenerlos por sus propios medios. Y eso tiene un nombre. Eso, señoras y señores, eso es machismo. Y, permítanme la perogrullada, ahondar en el machismo no nos hace avanzar hacia la total equiparación de derechos y oportunidades a la que debemos aspirar.

Sí que hay Ley, Puigdemont

(Publicado en La Razón el 14/01/2018)
https://www.larazon.es/blogs/politica/sin-consenso/si-que-hay-ley-puigdemont-HA17424650
Hay redaños. Los hay. Los hay de sobra. Así que déjate ya de desafíos de patio de colegio, en plan a ver si hay arrestos de encarcelar a un President. Asume de una vez que tu carrera política está finiquitada. Lo estuvo desde el principio. Tu carrera política nació muerta.
Te lo explico masticadito, Carles: No es que estés perdiendo el pulso que le estás echando al Gobierno. Es que se te hizo president para que lo perdieses. Es que si ese pulso pudiese ganarse, si existiese la más mínima posibilidad de que eso sucediera, no estarías echándolo tú...
No soy yo muy de batallitas, pero recuerdo perfectamente el día que te invistieron president. Estábamos en la radio, en plena tertulia política, y en cuanto te vimos en el monitor que teníamos en el estudio nos pusimos a investigar tu pasado. Tu futuro ya lo conocíamos. Tu futuro era la cárcel. Porque tú nunca has sido president, Carles; mucho menos timonel de un heroico prusésTú siempre has sido un cabeza de turco. El tonto útil. El ‘patsy’ que dicen los anglosajones. Lo más ‘presidenciable’ de entre los descerebrados que creían que la vía unilateral realmente era una vía que podía llevar a algún sitio distinto de una celda... El día que Artur Mascomprendió que aquel tren ya no había quien lo frenase te hizo la trece catorce: “conduce tú, Carles; que yo me tengo que bajar aquí un rato. Que me he dejado unas croquetas en el fuego y la lavadora puesta”... Y tragaste. Tragaste hasta el fondo. Y contigo Forcadell, y los cachorros de la CUP, y algún que otro insensato de los que hoy hacen cola para pedir clemencia ante el juez. Os la tragasteis todos igual que os habíais comido con patatas aquello de que a Cataluña le vendría bien la independencia, que el mundo entero se rendiría ante la supremacía catalana, que Rajoy y el Rey se harían caquita en los pantalones, y que Cervantes y Colón eran de Llobregat.
Tal vez desde Bruselas se vean las cosas de un modo diferente, pero tus colegas de por aquí lo van teniendo cada día más claro. No solo hay Ley; es que les han enviado al trullo y en la calle no se ha generado tumulto alguno. Las hordas independentistas no han acudido al rescate, ni han reventado los barrotes. No ha ardido Troya. El pueblo catalán oprimido por España hasta la asfixia que se suponía representaban no ha enarcado una ceja. Ha llevado a sus niños al cole y luego se ha pirado a la oficina a trabajar... Y así las cosas, uno a uno se han ido retractando, y pidiendo perdón, y diciendo que no iba en serio y, por supuesto, renunciando a participar de un nuevo gobierno independentista. Porque finalmente lo han entendido. Ahora ya saben lo solos que estaban. Hoy finalmente comprenden que no han sido más que tontos útiles. Cabezas de turco para una clase política independentista que jamás aspiró a la independencia. Que tenía pavor a la independencia, de hecho; porque la independencia era y es lo único que puede terminar con el modo de vida faraónico que se ha construido en el independentismo.
En la burra te vas quedando solo tú, Puigdemont. Bueno, tú y cientos de miles de ciudadanos ingenuos que también se tragaron la fábula de los unicornios envueltos en esteladas. La diferencia es que ellos no irán a la cárcel y tú sí. No te quepa la menor duda. Tú irás a la cárcel, y llegará el día en que seas el único de todo el tinglado del prusés chupando celda. Porque ese es el papel que se te asignó desde el principio. Así que déjate ya de desafíos, que esto no se trata de si el Gobierno tendrá redaños a encarcelar a un president, Puidgemont. Lo único que debe importarte es que Cataluña no tiene arrestos para investir a un delincuente fugado y, toma buena nota: tampoco tiene el más mínimo interés.

Te pido perdón, Diana

(Publicado en La Razón el 7/01/2018)
https://www.larazon.es/blogs/politica/sin-consenso/te-pido-perdon-diana-OD17360248
A ti y a tu familia.
Bien podría callar, o sumarme a la corriente y exigirles disculpas a terceros. Pero creo que lo mínimo que os debo; lo mínimo que os debemos; es dirigirnos a vosotros en primera persona. Y pediros perdón. Por lo que hicimos ayer, y por lo que hacemos hoy.
Sí, hoy. Hoy que sabemos que lo único que hizo Diana fue cruzarse en el camino de un malnacido; de un depredador sexual de la peor calaña; lo fácil es señalar a “ciertos” medios de comunicación o a “algunos” periodistas. “Esos” que en su momento se dedicaron a airear vuestras intimidades. Los que sugerían que el modo de ser de Diana, o los problemas matrimoniales, incluso la indumentaria de la niña; pudiesen haber ocasionado la desaparición... Pero es que aquello no se terminó entonces. Hoy periodistas y medios competimos por ofrecer los detalles más morbosos y escabrosos del crimen que cambió vuestras vidas para siempre. Que cuando se trata de no aprender de errores, somos incorregibles.
Como cuando ahora nos ponemos todos más éticos, limpios y puros que la madre que nos parió y señalamos a los medios olvidando que éramos nosotros, la audiencia, los que exigíamos carnaza entonces; y los que seguimos demandando hoy que se alimente nuestro morbo insaciable.
Los periodistas debemos hacérnoslo mirar. Cierto es que en la mayoría de los casos los medios son empresas privadas que sirven a sus clientes (esos que siempre tienen la razón), y que por consiguiente se deben a la audiencia; pero no menos cierto es que los periodistas nunca jamás debemos olvidar que nuestra función social va mucho más allá de dar al público lo que pide.
Al menos servidor no se tiró años en la facultad debatiendo sobre lo que debe ser considerado noticia y no, para luego informar sobre lo cortos o ajustados que eran los shorts de Diana Quer, los problemas matrimoniales de sus padres o si al discutir en su casa los insultos eran más o menos fuertes.
Pero al señalar al gremio periodístico no debemos olvidar que los medios dan mierda porque nosotros como audiencia se la pedimos. Y ya no solo porque hacerlo sería mezquino e hipócrita, sino porque necesitamos hacer un serio ejercicio de reflexión sobre la sociedad enferma que formamos y la sociedad que deberíamos ser. No hacerlo nos garantizará repetir lo que os hemos hecho a la siguiente familia.
Qué más quisiera yo que pensar que ‘el Chicle’ era el último hijo de puta desalmado que quedaba suelto en España, pero no caerá esa breva. Tarde o temprano será otra gente la que padezca lo que pasáis vosotros hoy; y nosotros daremos y exigiremos morbo, carnaza y mierda una vez más. Porque a base de señalar a otros y hablar en tercera persona renunciamos a aprender de nuestros errores, que era lo único mínimamente positivo que se podría haber extraído de todo vuestro dolor y sufrimiento. Y por eso, Diana y familia, aunque solo sea por eso, os pido perdón.

Cataluña y las campañas inútiles

(Publicado en La Razón el 23/12/2017)
https://www.larazon.es/blogs/politica/el-rincon-del-politologo/cataluna-y-las-campanas-inutiles-BD17274005
Hace tiempo ya que lo vengo diciendo. Las campañas electorales son cosa del pasado. Del pasado lejano. De cuando únicamente había periódicos y tan solo unos pocos podían leerlos, de hecho. Desde que tengo uso de razón los mítines electorales son unos eventos arcaicos e irrelevantes a los que solo asisten personas que ya tienen la certeza de que van a ir a votar y a quién.
Anoche (escribo esto la madrugada del 22 de diciembre) en Cataluña obtuvo 34 escaños un partido cuyo candidato cabeza de lista no hizo campaña porque andaba fugado en Bruselas, y 32 otro partido cuyo candidato a president tampoco hizo campaña porque estaba en prisión, incomunicado incluso durante la recta final. Y cierto es que, puestos a ser escrupulosos, estos resultados no demuestran irrefutablemente que yo esté en lo correcto; pero siendo aquí en España todo lo profesionales que somos arrimando el ascua a nuestra sardina al interpretar resultados electorales, no voy a dejar yo de hacer lo propio.
Curiosamente somos nosotros, los que integramos los medios de comunicación, los que exigimos que se mantenga la tradición de las estériles campañas antediluvianas; pero el público las percibe como lo que son: campañas publicitarias. Y todo hijo de vecino sabe ya que “vende” mucho más ser noticia que páginas y páginas o minutos y minutos de anuncios. Ya lo decía Dalí: “Lo importante es que hablen de ti, aunque sea bien”. Y no sé yo si los de Junts o los de Esquerra serán tan listos como para manipular a los medios de comunicación a su antojo; lo que sí sé a ciencia cierta es que nosotros somos suficientemente brutos como para hacerles por la cara la mejor campaña que pudiesen haber soñado. Que habría cabido esperar que hubiésemos aprendido de nuestros errores del pasado, como cuando en mayo de 2011 ETA entró en las instituciones vascas con una fuerza impensable seis meses antes, tras un semestre de portadas y aperturas de informativos protagonizadas por Sortu y Bildu a diario. Pero no, no ha sido el caso. Las portadas y aperturas de informativos se las han llevado sistemáticamente Puidgemont y Junqueras durante los últimos dos meses. Hoy suman 66 escaños sin haber hecho campaña. Ahí lo dejo...
Y pudiera ser que yo esté equivocado y que las campañas tradicionales sí que tengan sentido y efectividad a día de hoy. Pero, claro; eso sería aceptar que de haber dado mítines Puigdemont y Junqueras ni siquiera tendríamos hoy el premio de consolación que ha supuesto la victoria de Ciudadanos. Que vale que desde el tripartito de Maragall en Cataluña una victoria electoral significa entre cero y nada, pero volvemos a lo de arrimar el ascua a nuestra sardina; y tendremos que magnificarlo todo lo que podamos, porque es lo único que tenemos.
Hoy lo que sobra son explicaciones. A toro pasado somos todos listísimos, y a ninguno se nos escapa que ha pasado demasiado poco tiempo desde el 1 de Octubre. Sabemos que la fuga de empresas y capitales o el nulo reconocimiento internacional no importan. Que de nada sirve en Cataluña apelar al sentido común, cuando el nacionalismo es sobre todas las cosas un sentimiento visceral y, por tanto, irracional. Y todo ello es cierto, pero yo seguiré pensando que el independentismo era noticia mientras el constitucionalismo hacía campaña; y que eso ha tenido muchísimo que ver.

Cuidado con lo que deseas, Inés

(Publicado en La Razón el 19/12/2017)
https://www.larazon.es/blogs/politica/el-rincon-del-politologo/cuidado-con-lo-que-deseas-ines-GH17234354
Digo yo que, a estas alturas de la película, sobra ponerse a explicar lo especialita que es Cataluña. La nena mimada y consentida, la malcriada por antonomasia del sistema autonómico español, se ha convertido en una llorona insoportable;hasta el punto que toca preguntarse si a Inés Arrimadas, el candidato constitucionalista con mejores perspectivas electorales allí, le interesa realmente cumplir el sueño de toda persona dedicada a la política, que no es otro que gobernar...
¿Y por qué no iba a querer un político gobernar? Pues porque (esto es algo que debemos tener muy presente) en Cataluña la calle es nacionalista. Las empresas demoscópicas pueden establecer las proporciones entre sedicionistas y soberanistas como les venga en gana. Las urnas podrán reflejar unas u otras realidades. Incluso manifestaciones constitucionalistas como las vividas recientemente pueden llevarnos a impresiones equívocas, pero lo cierto es que la calle en Cataluña es rotundamente nacionalista. Y eso significa que es como cualquier otra calle populista, pero con mucho más odio e intolerancia.
Esto Artur Mas lo sabía muy bien. Y por eso resulta hoy más que conveniente recordar su caso: El molt honorable le designó heredero, pero el tripartito le arrebató esa presidencia que había considerado propia por pleno derecho; dos veces... Cuando finalmente ‘se le fue devuelta’ en 2010, no tuvo más que abrir un par de cajones para comprender lo desolador que era el panorama ante sí. Durante seis años de crisis económica, al volante de la Generalitat se habían sentado tres partidos que únicamente estaban de acuerdo en la supremacía catalana y la necesidad de ahondar en las diferencias y separación con el resto de españoles para justificar su existencia. Seis años de huida hacia adelante disfrazada de avance hacia la independencia quebraron Cataluña y pusieron a Artur Mas en una encrucijada. Podía cerrar el grifo y asumir la realidad de las cuentas catalanas o bien pisar el acelerador y continuar la carrera hacia el precipicio de la independencia. Sabía que la calle, ya irremediablemente nacionalista por aquel entonces, no iba a aceptar la primera opción (y menos viniendo de uno de derechas como él); con lo que cerró ojos, se tapó la nariz, y se zambulló en el prusés hacia una independencia que nunca quiso, por aquello de que sabía que el parné está donde siempre ha estado: en el independentismo y no en la independencia.
Y si así estaban las cosas tras seis años de tripartito, imagínense ahora tras seis años de tripartito y siete de prusés. Y llegamos a ti, Inés Arrimadas, a quien la calle catalana no está dispuesta a aceptarte lo de ‘la herencia recibida’ ni durante las primeras 100 horas de gobierno. La que tampoco puedes culpar de nada a España. La que solo por no ser independentista ya eres considerada una fascista de la peor calaña de la ultraderecha mundial... Es muy difícil prever lo que pueda ocurrir a partir del próximo 21 de diciembre, Inés. Podemos encontrarnos con muchas versiones diferentes de la realidad, pero en ninguna de ellas hay un presidente (o presidenta) de la Generalitat soberanista que levante las alfombras y devuelva la sensatez a Cataluña ante el reconocimiento pacífico de la ciudadanía. Quien intente poner fin al delirio sedicionista lo hará en contra de la calle, y aparentará hacerlo en contra de Cataluña entera y verdadera...
Pero esto tú ya lo sabes, Inés. Al menos deberías saberlo. Si a pesar de ello deseas gobernar, únicamente por eso mereces toda mi admiración y respeto. Pero ten cuidado con lo que deseas. Yo espero, por el bien de todos, que lo tuyo sea valentía y no temeridad.