Me falta vocabulario para calificar a Cristóbal Montoro...
Quién podría haber llegado a
imaginar que la mayor crisis económica que muchos de nosotros hemos vivido iba
a ser el periodo de nuestra democracia en el que menos se hablaría del ministro
de economía. Porque, vamos a ver, ¿qué ha sido de Luís de Guindos? Pronto
llegará el día en el que deje su cartera y muchos se pregunten: “¡Coño! ¿pero
no se había ido aún?” (incluso confieso que mientras escribo esto me pregunto
si no se habrá ido ya y estaré metiendo la pata; aunque si así fuese no haría
sino reforzar mi argumento). Es tal el afán de protagonismo de Montoro, que
está consiguiendo que muchos personifiquemos en él todos los males de esta
macro-estafa de Gobierno que se supone encabeza "el genio del plasma"*...
Porque al actual Gobierno, y en
particular a las políticas de Montoro, solo se las puede calificar de
macro-estafa. Hasta el término traición se les ha quedado corto. Traición fue
lo que les hizo González a los suyos metiendo a España en la OTAN (bendita traición), o el
giro que dio ZP en 2010 forzado por las circunstancias y varias llamadas
telefónicas (por cierto, aprovecho la ocasión para agradecerles a Barack y
Angela el capote). Pero esto es una estafa en toda regla. Aquí no hubo tiempo a
que las circunstancias obligasen o cambiase la perspectiva una vez en el poder.
Desde el minuto uno ya no solo se ignoró el programa que habían defendido, sino
que se actuó de manera opuesta a lo que representa la esencia ideológica de los
ciudadanos a los que dicen representar. Y aquello que nos decían de que se
habían encontrado algo peor de lo que se esperaban, que las previsiones de
Salgado no respondían a la realidad... ¿Es que en alguna ocasión Salgado había
estado medianamente cerca de acertar con sus previsiones?
Si algo define ideológicamente al
sector de la población al que pretende representar el Partido Popular, es la
convicción de que la fórmula para estimular la economía (especialmente
necesario en tiempos de crisis) es dejar en los bolsillos de los ciudadanos la
mayor cantidad de dinero posible para que consuman (esto es, bajar los
impuestos) y eliminar el déficit a base de reducir el tamaño del Estado. Sin
embargo este Gobierno, lejos de dar un solo paso que pudiese estimular la
actividad económica, sube los impuestos y recorta en servicios sociales para
mantener la mastodóntica estructura que nos gastamos en España para la
administración del Estado, donde casualmente “trabajan” ellos y todos sus
amigos. Dicho claramente, cambia el Estado del bienestar por el bienestar del
Estado. Y encima pretende vender sus actuaciones como intentos de luchar contra
el déficit. Cuando ya no es solo que sepamos que estas políticas hacen que el
déficit aumente irremediablemente; sino que también sabemos que ellos lo saben
perfectamente. Es el cortoplacismo superlativo, la inmediatez más insultante.
Es hacer lo que sea para que hoy no se vaya al garete lo suyo, y mañana ya
veremos, y a los españoles que les den...
Así es que cada vez que veo a
Montoro por la tele explicando la nueva tasa que se le acaba de ocurrir, o la
nueva subida de impuestos directos o indirectos que nos va a endiñar; eso sí,
por nuestro bien; me hierve la sangre, y me cuesta creerlo, y luego digo: Este
Montoro es... Y me falta el vocabulario...
(* Tomo prestado lo de "el genio del plasma" para definir a Rajoy de Almudena Negro)