jueves, 20 de junio de 2013

Definir a Montoro



            Me falta vocabulario para calificar a Cristóbal Montoro...

Quién podría haber llegado a imaginar que la mayor crisis económica que muchos de nosotros hemos vivido iba a ser el periodo de nuestra democracia en el que menos se hablaría del ministro de economía. Porque, vamos a ver, ¿qué ha sido de Luís de Guindos? Pronto llegará el día en el que deje su cartera y muchos se pregunten: “¡Coño! ¿pero no se había ido aún?” (incluso confieso que mientras escribo esto me pregunto si no se habrá ido ya y estaré metiendo la pata; aunque si así fuese no haría sino reforzar mi argumento). Es tal el afán de protagonismo de Montoro, que está consiguiendo que muchos personifiquemos en él todos los males de esta macro-estafa de Gobierno que se supone encabeza "el genio del plasma"*...

Porque al actual Gobierno, y en particular a las políticas de Montoro, solo se las puede calificar de macro-estafa. Hasta el término traición se les ha quedado corto. Traición fue lo que les hizo González a los suyos metiendo a España en la OTAN (bendita traición), o el giro que dio ZP en 2010 forzado por las circunstancias y varias llamadas telefónicas (por cierto, aprovecho la ocasión para agradecerles a Barack y Angela el capote). Pero esto es una estafa en toda regla. Aquí no hubo tiempo a que las circunstancias obligasen o cambiase la perspectiva una vez en el poder. Desde el minuto uno ya no solo se ignoró el programa que habían defendido, sino que se actuó de manera opuesta a lo que representa la esencia ideológica de los ciudadanos a los que dicen representar. Y aquello que nos decían de que se habían encontrado algo peor de lo que se esperaban, que las previsiones de Salgado no respondían a la realidad... ¿Es que en alguna ocasión Salgado había estado medianamente cerca de acertar con sus previsiones?

Si algo define ideológicamente al sector de la población al que pretende representar el Partido Popular, es la convicción de que la fórmula para estimular la economía (especialmente necesario en tiempos de crisis) es dejar en los bolsillos de los ciudadanos la mayor cantidad de dinero posible para que consuman (esto es, bajar los impuestos) y eliminar el déficit a base de reducir el tamaño del Estado. Sin embargo este Gobierno, lejos de dar un solo paso que pudiese estimular la actividad económica, sube los impuestos y recorta en servicios sociales para mantener la mastodóntica estructura que nos gastamos en España para la administración del Estado, donde casualmente “trabajan” ellos y todos sus amigos. Dicho claramente, cambia el Estado del bienestar por el bienestar del Estado. Y encima pretende vender sus actuaciones como intentos de luchar contra el déficit. Cuando ya no es solo que sepamos que estas políticas hacen que el déficit aumente irremediablemente; sino que también sabemos que ellos lo saben perfectamente. Es el cortoplacismo superlativo, la inmediatez más insultante. Es hacer lo que sea para que hoy no se vaya al garete lo suyo, y mañana ya veremos, y a los españoles que les den...

Así es que cada vez que veo a Montoro por la tele explicando la nueva tasa que se le acaba de ocurrir, o la nueva subida de impuestos directos o indirectos que nos va a endiñar; eso sí, por nuestro bien; me hierve la sangre, y me cuesta creerlo, y luego digo: Este Montoro es... Y me falta el vocabulario...


(* Tomo prestado lo de "el genio del plasma" para definir a Rajoy de Almudena Negro)