jueves, 29 de agosto de 2013

Ni deber ni responsabilidad

          Tampoco yo creo que USA deba ser la policía del mundo. Nunca me han gustado los abusones, y me empalagan sobremanera los discursos grandilocuentes en los que se señala nuestra obligación como mundo libre para con los pobrecitos ciudadanos de otras partes del mundo con menos suerte que nosotros. Los que intentan convencerme de que tenemos que ir por el mundo implementando por huevos sistemas parecidos a los nuestros no acaban de conseguirlo. Ni es nuestro deber, ni tampoco nuestra responsabilidad… Ahora bien, eso no quita que en determinadas ocasiones podamos intervenir.

         El papel de nuestros países en el mundo, no es muy distinto al que personalmente tenemos como ciudadanos. En España, por ejemplo, contamos con unas fuerzas del orden, y un sistema judicial, y un aparato legislativo y toda una serie de mecanismos para establecer el orden y mantener la seguridad. No es nuestro deber ni nuestra responsabilidad andarnos por las calles desfaciendo entuertos en plan quijotesco, y creo que sobraría explicarles lo perjudicial que resultaría para todos que nos diese por tomarnos la justicia por nuestra propia mano cada vez que tuviésemos la oportunidad. Ahora bien, si se da la circunstancia de que presenciamos cómo un tipo toma el bolso de una persona mayor y sale corriendo con él pasando justo por nuestro lado… ¿Sería oportuno ponerle la zancadilla?

            Yo creo que sí. Algunos me dirán que eso es meterme donde nadie me llama. Otros me recordarán que tenemos unas fuerzas del orden para esos menesteres. Los más cínicos me señalarán que cabe la posibilidad de que el bolso se lo hubiesen quitado antes al joven, o que su contenido fuera a ser utilizado por la persona mayor con fines malévolos, con lo que puede que todos estemos mejor ahora que no lo tiene. Los más sensatos me advertirán de que como a consecuencia de mi zancadilla el tipo se vaya al suelo y se haga daño, su abogado me va a empapelar y que me arrepentiré de haber metido el pie por el resto de mis días. A pesar de todo, apuesto por ello. No es mi deber. Mucho menos mi responsabilidad. Pero sigo pensando que lo suyo es meter el pie con ganas…

        Y tal vez el símil sea muy burdo y simple pero creo que, manteniendo las distancias, puede aplicarse en parte a lo que debería ser nuestro papel en Siria. Algunos dirán que no es asunto nuestro. Yo estaré de acuerdo con todos los que nieguen que sea nuestro deber o nuestra responsabilidad. Pero entiendo que toca intervenir. Y ya no solo porque se hayan utilizado armas químicas contra la población civil, se me ocurren otras 100.000 razones con nombres y apellidos. Pero, claro, no podemos esperar que "el genio del plasma" de pronto desarrolle el coraje y valentía que en su caso ni están, ni se les espera. Que vale que siendo el otro gran progresista planetario el que lidere el ataque, con premio Nóbel de la paz y toda la pesca; no parece que Rubalcaba vaya a tener la tentación de movilizar al personal. Tampoco que la farándula vaya a ponerse a hacer de abogado del ladrón de bolsos, como tanto le gusta hacer cuando son los fachas los que ponen la zancadilla. Pero ni con esas; Rajoy no tiene lo que hay que tener, y no moverá un dedo de no ser avalado por todos los organismos internacionales habidos y por haber. Y aún entonces se lo pensará muy mucho y hará lo posible porque nuestra participación sea secundaria y nada determinante, en plan “nosotros solo pasábamos por allí”. Y de Europa… Poco podemos esperar de Europa. Nuestra Europa borracha de buenrollismo, pacifismo y estupidez apostará una vez más por la vía del diálogo. Y si de nuestra Europa dialogante dependiese, los 100.000 muertos podrían convertirse en 200.000, y luego en un millón, y luego en dos millones; que ni con esas nos bajaríamos de la burra esa de que no hay mayor poder que el de la palabra. Porque en Europa estamos excesivamente civilizados como para pretender arreglar algo a hostias, por favor… Más bien lo discutimos en la ONU, y exigimos que se arregle el problema. Pero, eso sí, sin ser nosotros los que arreglemos el problema; lo nuestro es el diálogo…

            Estados Unidos, por su parte, es harina de otro costal. La ONU para ellos es un juguete que montaron cuando aquello de la guerra fría que ahora se les ha ido de las manos.  Y por mucho que así haya sido, sigue siendo su juguete; y no tienen problema en pasárselo por el arco de triunfo cuando así les apetece hacerlo. Y les va mucho lo del diálogo, pero también tienen orgullo y fuerza, y no se sienten menos civilizados cuando les toca utilizarla. Saben que son la primera potencia del mundo, y que eso de la “comunidad internacional” se queda en un chiste malo sin ellos. Por eso, aunque buscan el acuerdo, si entienden que toca dar un par de tortas no van a esperar todo lo que tardaría en llegar la aprobación de unos países que ni podrían darlas ellos mismos de considerarlo oportuno, ni tampoco impedírselo en el caso contrario. Y en este caso debemos alegrarnos de que así sea, porque Siria requiere una intervención de manera inminente, y quién sabe cuándo llegaría a producirse (o si se produciría) si de nosotros dependiera…