Era inevitable. No se puede hablar de rebajas en las pensiones sin que recordemos todos el "régimen especial" del que gozan nuestros dirigentes políticos. Cuando debaten si los españoles deberíamos cotizar durante 36 o 41 años para percibir cierta pensión, es irremediable la cara de tonto que se nos pone al pensar que a los miembros de "la secta" les sirve con ocho años como diputado, o incluso con tan solo jurar el cargo a los miembros VIP, para cobrar el máximo. Pero a mi, una vez más, me interesa analizar un poquito más allá. No quiero limitarme a cuestionar la pensión de diputados o senadores. Ya que estamos en una situación económica tan crítica y hay que reducir gastos como sea, cuestiono la situación con mucha mayor profundidad que todo eso y pregunto: ¿realmente necesitamos diputados, sean nacionales o autonómicos?
Soy consciente de cómo suena la preguntita, y lo exagerada que puede resultar a primera lectura. Pero por más vueltas y vueltas que le doy al asunto; por más que abordo la cuestión con diferentes enfoques; sigo sin encontrar un solo motivo plausible que justifique su existencia tal y como están las cosas. Y ya que parece que podemos estar en Estado de alarma indefinidamente sin despeinarnos, supongo que también podremos abordar estos asuntos sin que nos entre el pánico.
Y entiendo que más de uno se lleve las manos a la cabeza solo con sugerir esto. Yo también conozco nuestra Constitución, las bases fundamentales del funcionamiento de una democracia y la labor que desempeñan diputados, senadores y demás cargos 'electos' en el mismo. Pero, pensado detenidamente, también comprendo que su labor queda anulada en un sistema de listas cerradas y con disciplina de voto en los partidos.
Pensemos, por ejemplo, en el Congreso. El PSOE cuenta con 169 escaños y el PP con 153. No sólo sabemos que todos los diputados que ocupan esos escaños van a votar en bloque, sino que si alguno no lo hace tendrá que vérselas con el comité disciplinario de su partido por tránsfuga. Si sumamos a ello que los ciudadanos votantes no tuvimos ningún poder de decisión sobre quién ocupa los escaños más allá de escoger entre un partido y otro, ¿no sería muchísimo más práctico que sólo votasen Rajoy y Zapatero y sus votos se multiplicasen por 153 y 169 respectivamente? Y ya sé que suena descabellado, pero por favor intenten explicarme porqué; y al pensarlo no olviden que 153 y 169 suman 322 diputados con sus sueldos, prestaciones, vehículos oficiales e incluso pensiones "especiales"; todo ello por darle al botón, y sin hablar del resto de partidos presentes en el Congreso.
Mientras se mantengan las listas cerradas y la disciplina de voto en los partidos, el Congreso no es sino el más absurdo y caro de los formalismos, ya que todo el trabajo que se hace tiene lugar fuera. ¿Porqué mantenerlo entonces con la que está cayendo? Que bien es verdad que la democracia es como la mujer del rey, que no sólo debe ser casta y pura sino también parecerlo; pero no creo que sea moralmente aceptable semejante inversión en puras apariencias cuando nos jugamos, entre otras cosas, las pensiones de nuestros mayores.
Si las decisiones se toman en los despachos de las sedes de los partidos y no en el hemiciclo, ¿para qué queremos el hemiciclo? ¿Cuándo fue la última vez que el Congreso de los Diputados se utilizó para algo que no fuese apretar al botón? Todos los debates son discursos vacíos, ya que todas las propuestas y mociones vienen discutidas de casa y los diputados ya han sido aleccionados de antemano sobre cuál va a ser su voto. Como cuando hay debate presupuestario y todos sabemos días antes quién va a votar a favor y a qué precio y quién lo hará en contra; ¿para qué el mal llamado debate? ¿Es que ni con la que está cayendo va a plantearse nadie lo que cuesta cada sesión parlamentaria?
El próximo mes de mayo, sin ir más lejos, habrá elecciones en una serie de autonomías y ayuntamientos. La misma noche de las elecciones ya sabremos quién va a gobernar en cada sitio; y en aquellos lugares en los que sea necesario pactar, los pactos se harán en las sedes de los partidos. ¿Porqué entonces, una vez cerrados todos los posibles pactos, vamos a tener que asistir a debates de investidura inocuos? No solo eso, ¿porqué en aquellos lugares en los que no se tenga mayoría suficiente para sacarlo a la primera vamos a tener que asistir a un segundo debate? Y todo para nombrar presidente o alcalde a la persona que todo el mundo sabía que sería presidente o alcalde el mismo día de los comicios. ¿Es que a nadie le importa lo que pagamos por cada una de esas sesiones?
En conclusión. Mientras existan las listas cerradas y la disciplina de voto en los partidos, no debemos limitarnos a hablar de las pensiones de los diputados, sino que debemos cuestionar la necesidad de su propia existencia; y lo mismo para senadores (no me hagan hablar del papel de nuestro senado), y demás familia. Que lo que no es de recibo es prostituír a la democracia de esta manera y gastarse una millonada luego en hacerla parecer casta y pura como la mujer del rey.
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