lunes, 24 de enero de 2011

Ahora toca política

          Qué perdidos andan algunos. No pasa una semana entera sin que Rubalcaba, o José Blanco (cualquiera se atreve a llamarle pepiño) o el mismísimo presidente expresen su confianza en poder dar la vuelta a las encuestas; su convencimiento de que pueden levantar los sondeos. Y nosotros escuchamos sin cuestionarnos nada más allá de si realmente se creerán lo que nos están contando.

          Y entiendo la importancia que tienen sondeos y encuestas en la vida política pero, ¿a nadie más le parece que a lo mejor tenemos cifras que necesitan ser levantadas con mayor urgencia? ¿no basta con leer cualquier periódico para encontrar situaciones más importantes a las que necesitamos darles la vuelta? ¿hemos perdido la capacidad de distinguir entre política y márketing político también nosotros?

          Supongo que así es. De otro modo no nos sorprendería tanto la incapacidad absoluta que está demostrando nuestro gobierno para reaccionar ante la crisis, más allá de convencernos a todos de que la oposición es responsable en una parte muy importante. Pero bueno, de nuestro entendimiento de la política ya hablaremos otro día. A lo que estamos ahora es al hecho indiscutible de que los miembros de nuestro gobierno desconocen la diferencia entre política y márketing político, y por eso andan tan perdidos.

          Andan perdidos porque ni siquiera sospechaban que lo de hacer política tuviese nada que ver con su negocio de ganar elecciones. Y tanto es así que viven convencidos de que lo peor que puede pasar por hundir un país es recibir un castigo en las urnas; y de ahí que en su universo imaginario lo importante ahora sea levantar las encuestas y no ninguna otra cosa.

          Es lo que tiene llegar al poder como lo han hecho. Zapatero y su equipo obtuvieron la dirección del PSOE porque eran caras nuevas en un partido con la popularidad bajo mínimos. Luego se les reconoció la creación de una nueva forma de hacer oposición moderada y "con talante". Seguro que el ahora presidente cuando oía aquello se encogía de hombros y se preguntaba cuán indignado podía mostrarse con un gobierno que creaba empleo y hacía crecer la economía; pero tanto insistían que acabó por creérselo. Cuando después ganó las elecciones por no ser Aznar ni tener nada que ver con él, comprendió que ese era el secreto de la política; y dedicó su primera legislatura a demonizar al PP, sabedor de que cuanto peor fuesen los populares, mejor era él irremediablemente, y así lo certificaron las urnas en 2008. Cuando hay abundancia de recursos, la gestión y distribución de los mismos (o sea, el meollo de la política), no resultan muy decisivas electoralmente; mientras que ser lo opuesto a "los malos" le sitúa a uno como un grandísimo estadista y gestor (así lo demostró, por ejemplo, el pedazo de premio nobel de la paz que le dieron a Obama únicamente por no ser Bush); y así fue que Zapatero y su equipo llegaron a creer que mientras los españoles tuviesen claro que el PP era la reencarnación más cruel del régimen de Franco y el PSOE no, la cosa solo podía ir bien.

          Pero los tiempos cambiaron. Se acabó el dinero, las encuestas se ponen cada vez peor para el PSOE, y nuestros dirigentes están perdidos. Han conseguido que todos hablemos de la imposibilidad de hacer nada con una oposición como la de Rajoy y los suyos; incluso es aceptado por todos que con el PP no nos habría ido mejor. Pero las encuestas no mejoran.

          Lo que no saben nuestros dirigentes es que ganar elecciones no es un fin en si mismo, sino un simple medio para llegar a posiciones desde las que hacer política. Desconocen que sus decisiones tienen efectos más allá de los sondeos, y que quién viva en la Moncloa es solo una parte insignificante del porvenir de España y los españoles. No son capaces de entender que las medidas que se han visto obligados a tomar no son para tranquilizar a Obama o a la Unión Europea, sino que eran la manera de evitar el hundimiento total e irremediable del país. Que lo que ellos llaman suicidio político no es sino acaso un suicidio electoral, y que el verdadero suicidio político sería no hacerlo. Que muy poco importa quién no seas si no pones un plato de comida en la mesa. En definitiva, no se dan cuenta de que ahora toca política, y no márketing político.

(Me preocupa, en esta misma linea, ver que el PP desde 2008 parece copiar muchos de los pasos que dio el PSOE a partir de 2000, pero de eso hablaremos en entradas posteriores de este blog)

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