Se veía venir. No quiero ahora ser el típico listo que a toro pasado conocía a la perfección los acontecimientos futuros, el chulo que con gesto de circunstancias te pregunta de qué te sorprendes para que te sientas ignorante y él se sienta estupendamente por contraste y comparación, pero esta vez hay que reconocer que se veía venir.
Parecía lógico pensar que al levantar la alfombra en la generalitat se iban a encontrar unos cuantos cadáveres. Y no tiene nada que ver con el tripartito, Montilla o las particularidades del gobierno catalán. Si algo viene quedando claro a medida que avanzamos en esta crisis, es que la primera medida que tomaron en su momento TODAS las administraciones del mundo fue organizar cursillos intensivos de maquillaje financiero para sus máximos responsables económicos; y solo así se explica lo acontecido en Grecia, Irlanda o Portugal; o lo que vemos estos días en Cataluña (escribiré Catalunya cuando haga una entrada en catalán, al igual que escribiré London cuando haga una entrada en inglés; mientras escriba en castellano, Cataluña la escribo con ñ y la capital de Inglaterra es Londres. Y no es un desprecio, es el mejor cumplido que se puede hacer a la lengua catalana).
Pero como decir "lo sabía" hablando del pasado no deja de ser una ordinariez; hablemos un poco del futuro. En particular de las elecciones autonómicas y locales del próximo 22 de mayo. No esperemos a junio para volver a decir "se veía venir"; el momento es hoy. Nada hace prever que lo que le ocurrió en su momento a Cameron y que le ocurre ahora a Mas, no le vaya a suceder a cualquier presidente autonómico o alcalde que estrene cargo en mayo. Y si resulta que encontramos esqueletos en los armarios del ayuntamiento de Gijón o en la Presidencia de Murcia; podremos asumir los agujeros con mayor o menor esfuerzo pero, ahora bien, como los agujeros los encontremos en administraciones más grandes, a lo mejor nos superan.
Publica esta semana el Financial Times que el agujero catalán puede hacer muchísimo daño a nuestra economía y, por consiguiente, a la zona euro. Tenemos que entender que el agujero estaba ahí antes, y que ya dañaba a nuestra economía, pero Mas no podía asumir el gobierno sin hacerlo público; y una vez conocido el agujero es doblemente dañino para todos, porque ya no solo afecta a las cuentas, sino también a nuestra imagen y credibilidad. Siendo una posibilidad poco probable que haya un cambio de gobierno (y el consiguiente alzamiento de alfombras) en Madrid, nos toca ahora a todos mirar hacia las otras comunidades españolas demasiado grandes para ser salvadas.
Crucemos los dedos y esperemos pues que el PSOE no pierda Extremadura y Castilla la Mancha. Nada parece indicar que estas vayan a ser las únicas administraciones que no se hayan endeudado por encima de sus posibilidades, y hacer público un agujero proporcional a su tamaño y población no es que no lo pueda asumir España, es que no lo puede asumir el euro. Y ojalá no tenga que decirle a nadie en junio "lo sabía".
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