(Publicado en La Razón el 28/02/2018)
https://www.larazon.es/blogs/politica/sin-consenso/hasta-siempre-robert-palmer-EJ17784734/
Falleciste en 2003 (impresionante
lo rápido que pasa el tiempo, quince años ya que han parecido un suspiro) pero
es ahora cuando creo que necesito despedirme. Hasta la fecha no había sentido
la necesidad. No sé si es que tras tu muerte habías seguido conmigo, o era yo
el que había seguido contigo; pero lo cierto es que al marcharte nos habías
dejado tu música y tu legado al completo, y tu ausencia no ha sido ausencia del
todo pudiendo bailar con “Johnny&Mary”, escuchar “Every kinda people” o
conducir al son de “Some guys have all the luck”.
Sin
embargo en estos quince años desde tu partida el mundo ha cambiado muchísimo, y
se supone que ahora somos infinitamente más civilizados y modernos. Y, así las
cosas, mucho me temo que antes o después me van a exigir ‘progresar’ hasta dejarte atrás; y ni siquiera sé si voy a tener la
oportunidad de despedirme como es debido o al menos explicarte el porqué de mi
adiós. Porque si han eliminado a las
azafatas de la fórmula 1 por cosificar a la mujer, no quiero ni imaginar la
reacción cuando alguno de estos inquisidores de la corrección política se cruce
con el video de “Simply irresistible”… Tal vez se midan un poco por aquello
de que estás muerto y eso, pero de ‘cerdo machista’ no bajas ni de coña,
Robert. Y contigo todo aquel que reconozca haber disfrutado alguna vez con
cualquier obra tuya.
Porque
hoy, a diferencia de cuando tú vivías, ya no nos basta con modificar el
presente para sentar así las bases del futuro; ahora nos atrevemos incluso a modificar el pasado para que se parezca
no tanto a lo que fue como a lo que debería haber sido. Y si tuvieron
bemoles en su día para editar la obra de Mark Twain, o más recientemente la de
Harper Lee; ¿qué no estarán dispuestos a hacer con el video de “Addicted to
love”? Y no bastará con aprender de los ‘supuestos’ errores y hacer propósito
de enmienda; habrá que borrar cualquier evidencia que atestigüe que tu obra ‘heteropatriarcal’ y ‘cosificadora’ existió alguna vez. Y todo
el que haya disfrutado con tu música o tus vídeos tendrá que reescribir su
pasado hasta poder negarlo; o como mínimo flagelarse públicamente por haberlo
hecho. Un mundo que exige a actores y actrices que declaren públicamente
arrepentirse de haber aprovechado la oportunidad de trabajar junto a uno de los
mayores genios que ha dado el cine (un tal Woody Allen), ¿cómo no va a exigirme
a mí inmolación pública por “flipar en colores” (eran los ochenta) cuando
ponían tus vídeos en la MTV?
Lo
peor de todo es que recuerdo perfectamente las sensaciones que me provocaban
aquellos videos tuyos. Allí estabas tú
rodeado de un ejército de mujeres hermosísimas, y yo al otro lado de la
pantalla con mis trece o catorce años sintiéndome insignificante ante tanta
belleza. Tú me hablabas de mujeres irresistibles, y yo me sentía desarmado
y completamente indefenso ante aquellas señoras que me miraban con gesto serio
y desafiante. Cualquiera de ellas por separado podría haber hecho de mí lo que
le hubiese dado la gana; y allí estaban todas, decenas, bailando al unísono,
como un escuadrón militar ante el que no podría haberme sentido más pequeño y
vulnerable.
No sé si tus videos pueden considerarse
obras de arte, Robert; no tengo la osadía de la que tan sobrados van en ARCO; pero
ante ellos sentía una humildad muy parecida a la que me inspiraban y me
inspiran las obras de Miguel Ángel o Velázquez. Semejantes despliegues de
belleza hacen que quiera ser mejor persona, para intentar estar a la altura y
ser digno habitante del mismo planeta. Y así fue que durante años mi referencia
estaba en tu obra: yo aspiraba a convertirme en un hombre capaz de hacer
sonreír a las chicas de los vídeos de Robert Palmer.
Pero parece
ser que me equivocaba. Ahora que ‘se supone’ que hemos aprendido tanto, resulta
que esa nunca debió haber sido mi referencia. Ahora ‘sabemos’ que esas mujeres
no estaban ahí para celebrar la belleza, o mucho menos para inspirar en mí una
motivación. No tenía sentido que yo me esforzase por ellas o para ellas, cuando
ya las tenías tú sometidas, esclavizadas y cosificadas. Las habías puesto a mi
servicio con todo el peso de siglos de ‘heteropatriarcado recalcitrante’ y yo
como un imbécil queriendo ser mejor persona para hacerlas sonreír…
Pues eso. Tal vez dentro de un tiempo resulte
demasiado invonveniente reconocer públicamente cuánto me ha gustado y me gusta
tu obra, así que te lo escribo hoy y que así conste. También me he bajado los
vídeos de “Simply irresistible” y “Addicted to love” para asegurar que nunca
los puedan eliminar del todo. Por lo demás: Hasta siempre, Robert Palmer.