jueves, 8 de septiembre de 2011

Ganar las elecciones

          Los hay que no solo no aprenden, sino que se niegan rotundamente a hacerlo. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero ni tan sabio refrán es suficiente para describir el empecinamiento que se respira por la calle Génova. Treinta y tantos años de democracia y siguen convencidos de que pueden ganar las elecciones, los tíos.

          Vamos a decirlo alto y claro a ver si se enteran de una vez por todas: en España, las elecciones las gana o las pierde la izquierda; y más concretamente el Partido Socialista. Y pueden hablar del voto de centro o los indecisos todo lo que les venga en gana; pero cualquiera con dos dedos de frente sabe que si el voto en España fuese obligatorio, nada impediría la sucesión interminable de gobiernos socialistas con mayoría absoluta. Aquí no importa lo que se vota, sino quién vota; y al final los resultados solo dependen de qué partido sea capaz de movilizar a sus propios votantes. Cuando esto lo consigue el PSOE, ya pueden hacer todos los demás lo que les venga en gana, que de poco les va a servir.

          Así, sabiendo que en noviembre un montón de ciudadanos de los que o bien votan al PSOE o bien se quedan en su casa optarán por lo segundo (suponiendo que no medie ninguna catástrofe); me resulta cuando menos cómico escuchar a valientes como Pons lanzando órdagos a la grande en plan promesa electoral. 3,5 millones de empleos dicen que van a crear, los muy figuras. Convencidos, al parecer, de que así pueden colaborar activamente en el descalabro socialista. Y si casi me parto de risa al escuchar a Pons; más gracia aún me hacen las reacciones de muchos. "El problema es que algunos se lo van a creer", argumentan; y tiran de calculadora para demostrar lo irrisorio de la propuesta.

          Lo que hay que entender es que lo de menos es quién se va a creer qué. En España hay una docena de millones de personas que o bien votan al centro-derecha o bien se quedan en casa; y dado lo insostenible de la situación en la que nos ha colocado el último gobierno socialista, el 20N van a perder el culo por llegar los primeros a las urnas a votar al PP; que si a ZP se le puede dar la patada antes de comer, pues mucho mejor que después de la merienda. Y lo único que puede alentar a estos, es señalar lo ridículo que resulta plantear que Rubalcaba pueda ser capaz de trasvestirse en lo opuesto a su persona con tan solo mudarse a la Moncloa. Para todos los demás, lo que diga Pons resulta igual de efectivo que lo que le diga yo a mi reflejo en el espejo.

          Así pues, poco importa que el PP prometa tres millones de empleos o trescientos mil billones. Tampoco sería la primera vez que se prometen cifras en España, se obtiene lo contrario, y no hay castigo en las siguientes elecciones. Lo que hay que entender es que no se trata de una cifra al azar. Mantener nuestro modo de vida pasa por crear al menos tres millones y medio de empleos en los próximos cuatro años. Esto lo saben en Génova y así aspiran a hacerlo. Tienen que hacerlo si no quieren que el desempleo sea el menor de nuestros problemas. Saben que cuando Rubalcaba afirma que puede sacarnos de esta, indirectamente promete lo mismo; y así es como Pons decide soltarlo y quedarse tan ancho.

          Ahora bien, ¿qué confianza puedo tener yo? ¿Realmente puede crear 3,5 millones de empleos un Partido Popular que sigue pensando que puede ganar las elecciones? Por la cuenta que nos trae, esperemos que así sea.



          (Adjuntaremos el audio de esta entrada en cuanto sea técnicamente posible)