jueves, 4 de julio de 2013

Indignación constructiva

                Me da mucha pena comprobar en qué poquita cosa ha quedado lo del 15M. Bien es verdad que estaba anunciado por muchos que duraría poco una vez el PP en el poder (por servidor entre otros), pero no por ello deja de darme pena. Estaba cantado que la cosa no iría mucho más allá en cuanto se pudiese volver a protestar contra el gobierno sin que ello vertiese sobre uno la sospecha de apoyar al PP, o a la derechona, o a los fachas… (¡Dios nos libre!). Y así ha sido que en cuanto “los malos” han ocupado el gobierno, la enmienda a la mayor que suponían los “no nos representan”, “democracia real ya” y demás, parece menos urgente y necesaria a la mayoría de los que la consideraban esencial entonces.
                Y es precisamente por eso que me da tanta pena. Vale que cuando reclamaban un cambio de sistema lo hacían únicamente porque habiendo fallado el PSOE, solo tenían como opción el PP, y aquello les ponía los pelos de punta; pero lo importante, a fin de cuentas, es que reclamaban un cambio de sistema. Y es una verdadera desgracia que ahora dejen de hacerlo, cuando resulta más necesario que nunca.
                Lo explicaba ya en mi entrada de hace dos semanas titulada “La trampa del consenso”: El sistema implementado en la transición ha derivado en una oligarquía de partidos, que progresivamente ha terminado con la independencia del poder judicial, agentes sociales y medios de comunicación, y que ha establecido una relación de simbiosis con la banca. Todo ello operando bajo la premisa del bienestar del Estado (y no a la inversa), convirtiendo a los ciudadanos en cajeros automáticos de los que se espera dinero, votos y poco más. Y así es que, sin ser conscientes de ello en la mayor parte de los casos, los que gritaban “no nos representan” tenían toda la razón del mundo.
                Ahora parece que las cosas han cambiado. Las encuestas predicen que entre los dos partidos de siempre no sumarían la mitad de los votos si hubiese elecciones mañana, y no pocos señalan esto como un logro del 15M. El problema es que mañana no hay elecciones; queda tiempo y margen de maniobra para mucho, y PP y PSOE ya han empezado a mover ficha. Me explico: Rubalcaba es un tipo muy listo. Listísimo. Y sabe perfectamente que mientras los dos partidos bajen en las encuestas no hay nada que hacer. Los miembros de su partido se revuelven como locos buscando candidatos, o mensajes  o propuestas que puedan devolver la ilusión a los votantes del PSOE; pero Alfredo sabe perfectamente que por ahí nada pueden hacer. El líder de la oposición sabe que el valor del PSOE no radica en sus ideas, ni muchísimo menos. El mayor reclamo del PSOE es no ser el PP, y su auténtico valor es como contrapunto a los populares. Por eso, será inevitable que el PSOE siga cayendo en las encuestas mientras los siga haciendo el PP. Sin la amenaza de la “derechona”, el PSOE no resulta necesario… Por eso, cuando desde Génova celebran los datos macroeconómicos que parecen indicar recuperación, desde Ferraz no se dignan a señalar todos los demás datos que indican lo contrario; o lo poco que tienen que ver esas supuestas mejorías, en la mayoría de los casos, con las políticas emprendidas por el PP. Rajoy y los suyos se creen que son la leche, que son tan buenos que dejan a la oposición sin argumentos; cuando lo que ocurre en realidad es que Rubalcaba necesita que el PP remonte en las encuestas. Porque solo cuando el PP recupere intención de voto, hará lo propio el PSOE. Cuando las cifras positivas se traduzcan en mejora del PP en las encuestas, renacerá la amenaza de la “derechona”; y todos sabemos cuál es el único partido con capacidad para detenerles. Así mejorará la intención de voto para el PSOE, lo que alertará a los votantes del PP… y la dinámica del voto útil volverá a operar en todo su esplendor para desgracia de los partidos minoritarios. Si no lo impedimos, todo esto nos habrá servido para quedarnos como estamos…
                Por eso es fundamental que nos indignemos, pero de manera constructiva. No se trata de que nos dediquemos al camping urbano u organicemos una docena de manifestaciones diarias. En realidad es bastante más simple que todo eso, se trata de utilizar el poco poder que nos han dejado, que es el del voto. Lo que necesitamos es no olvidar que el sistema necesita una profunda regeneración, una “democracia real ya”, y que ésta no llegará nunca de la mano del PP y el PSOE; porque, a fin de cuentas, es verdad: “No nos representan”.